El pasado 8 de octubre del año en curso, se llevó a cabo el Primer Torneo Relámpago de Básquetbol entre Comunidades Indígenas Residentes de la Ciudad de México, en las instalaciones del Velódromo Olímpico. En el torneo participaron distintos equipos de básquetbol conformados por miembros nativos de diversas locaciones de Oaxaca y que pertenecen a comunidades mixtecas y mazatecas, ahora residentes de CDMX. Además, se impartieron varios talleres para los visitantes y las familias de los jugadores, aunado a la venta de comida típica de dichas regiones y de artesanías.
Lo anterior se complementó con la asombrosa narración de los partidos en lengua mixteca, por Pedro Bautista Damián Cruz y Alfonso Miguel Santiago, hacia la comunidad de Santo Tomás Ocotepec, y en lengua mazateca, por Francisco Hernández Quiroga y Andrés Robles, hacia la comunidad de Huautla de Jiménez, todo a través de la radio Totlahtol. El torneo se celebró motivado principalmente por dos factores: el primero, promover el básquetbol y hacerlo notar como parte fundamental de la identidad de las comunidades mixtecas y mazatecas de Oaxaca; el segundo, en conmemoración del Día Internacional de la Traducción e Interpretación, para reconocer a las y los intérpretes y hablantes nativos de lenguas indígenas, por medio de un espacio que permita que el mixteco y el mazateco se hable y reivindique públicamente.
Es preciso puntualizar que el básquetbol posee un lugar esencial en la cultura de las comunidades mixtecas y mazatecas en el estado de Oaxaca. Pedro Damián Bautista y Alfonso Miguel Santiago, nativos de Santo Tomás Ocotepec, Oaxaca, y pertenecientes de la comunidad mixteca, compartieron con nosotros que el básquetbol trasciende de la costumbre a la tradición, ya que se caracteriza por ser un evento siempre de carácter comunitario que crea un espacio de convivencia imprescindible, en virtud de que es centro y puente de las actividades sociales y culturales más relevantes en sus comunidades. A propósito de esto, Pedro Damián menciona que el básquetbol “es una forma de unir, hacer familia, tejer compañerismo, es un pretexto para hacer fiesta deportiva, una oportunidad para conocer otras comunidades e intercambiar conocimientos”. La narración de un partido de básquetbol es hecha por un tee nakani (traducido del mixteco al español como “hombre que cuenta”) y, de acuerdo a los entrevistados, es importante porque provoca que el público se involucre en el juego.
Acerca del inicio de la tradición, nos platicaron que tuvo lugar en el sexenio del presidente Lázaro Cárdenas, cuando él impulso la educación con escuelas cerca de las comunidades mixtecas y mazatecas en Oaxaca. En estos establecimientos educacionales se practicaba el básquetbol como juego recreativo y pedagógico, por lo que los niños, atraídos por lo que les significaba, es decir, diversión, amistad, compañerismo, ejercicio físico y distracción, comenzaron a llevarlo a los entornos de sus comunidades, primero, con partidas improvisadas, en las que la vola (los mixtecos así le llaman al balón de básquetbol) se veía sustituida por piñas de árboles o por cualquier fruto de apariencia redonda, y las cestas por ramas de árboles que tenían naturalmente forma de canasta, o bien, puestas por los niños de tal modo que aparentaran ser una. Con el tiempo, el básquetbol pasó a formar parte de la vida cotidiana de la comunidad y a cobrar auge en las fechas más simbólicas para ellos, de modo que poco a poco se buscó conseguir mejores condiciones para desarrollar el juego, como la realización de volas con cuero de animales.
El evento comenzó con la llegada de los equipos al Velódromo Olímpico a las 8:00 a.m., quienes desde muy temprano se mostraron entusiasmados por el encuentro deportivo. Fueron ocho los equipos inscritos al torneo, pero únicamente asistieron siete: “Bad boys”, “Plan Alemán”, “Tee Yukava”, “Delmix”, “Chacava”, “Fjitéen Mazhúdá” y “Santa María Asunción”. Los primeros juegos que tuvieron lugar fueron las eliminatorias, donde resultaron ganadores Plan Alemán, Delmix, Fjitéen Mazhúdá y Santa María Asunción.
La emoción no se fue en los cuartos de final, pues el ambiente era alimentado sin descanso por el ánimo de los espectadores quienes buscaban alentar a los jugadores, además de que se había sumado la grata e importante compañía de la narración de los partidos en mazateco y mixteco, transmitida en vivo a través de la radio Totlahtol. Así, los enfrentamientos amistosos revelaron que quienes participarían en la semifinal serían Plan Alemán, Santa María Asunción, Bad boys y Delmix.
Ya en las finales, el penúltimo partido posicionó como ganador del tercer lugar del torneo a Santa María Asunción. La energía no hizo más que aumentar en el último juego, ya que los miembros de los partidos, aunque cansados de la jornada, no desistieron y mantenían con entusiasmo un gran espíritu deportivo. Finalmente, alrededor de las 3:00 p.m. y luego de varias partidas en donde destacó el compañerismo, se constató a Delmix como ganador del segundo lugar y a Plan Alemán como ganador del primero. En la premiación se les otorgó medallas a todos los participantes y trofeos a los tres primeros lugares, además de ropa deportiva al primer lugar.
Platicando con algunos integrantes de los equipos, expresaron que el básquetbol les representa distintas cosas, desde ser una actividad que les ayuda a ejercitarse y desestresarse, hasta ser una forma de vida que facilita la convivencia sana y que vuelve familia a los amigos. Cabe mencionar que dicho deporte ha dado paso a la unión de personas indígenas mazatecas y mixtecas residentes de la Ciudad de México, puesto que varios integrantes se han conocido y relacionado a través de él una vez que emigraron de sus lugares de origen.
A la par de los emocionantes partidos de básquetbol, alrededor de las canchas florecía la convivencia entre las familias de los jugadores, los organizadores del evento y los visitantes, a través de diversos talleres que tenían como motivo el reconocimiento, revalorización y difusión de la cultura mixteca y mazateca, así como de la venta de artesanías y comida representativa de dichas comunidades. Uno de los talleres que se impartieron fue el Taller de máscaras, en donde además de aprender a crear máscaras típicas, se podía profundizar en su significado que, de acuerdo con una de las talleristas, refiere a ser un objeto simbólico que transmite la cosmovisión de las culturas.
También se impartió el Taller de barro, en el que aunado a la parte práctica, se explicó a los asistentes la diversidad e importancia que tiene este material y las artesanías elaboradas a partir de él en México. Por su parte, el Taller de serigrafía presumía tener temática mixteca, pues acorde a lo que explicó uno de los talleristas, su meta era representar su identidad textil.
Asimismo, el Taller mixteco ofrecía cuatro diversos saberes: Taller de lengua mixteca (tu’u savi), Taller de danza (ja jita je’e), Taller de telar de cintura (ja kunu) y Taller de tlacoyales, impartidos por personas mixtecas originarias de Santo Tomás Ocotepec, Oaxaca. Entre la venta de comida típica se hallaba el mole amarillo, las empanadas hechas de carne y maíz y los tamales envueltos en hoja de milpa. Mientras tanto, en el comercio de artesanías destacaban los bordados de Tenango de Doria.
Por lo vivido en este encuentro deportivo y cultural, queda constatado que el espacio promovido por el básquetbol es ideal para hacer comunidad, en vista de que abre paso a la creación de nuevos lazos y al fortalecimiento de los ya existentes. El evento también contribuyó a preservar la tradición mixteca y mazateca del básquetbol para los residentes indígenas de la CDMX y a difundirla junto con otros elementos de su identidad cultural, además de reconocer la existencia e importancia de sus lenguas. Sin duda todos quienes participamos el pasado domingo deseamos que se sigan organizando eventos de este tipo.
Texto y fotografías: Gema Hernández Blanco