Antonio Reyes Valdez, Licenciado en Etnohistoria y Doctor en Antropología Social, presentó dentro del Seminario Interinstitucional: Ritual, Imagen y Etnografía del mundo indígena sus investigaciones sobre la comunidad O’dam en México.
Se conoce como tepehuanes del sur a la población que habita en el extremo sur de Durango y cuyos asentamientos se encuentran a 2000 metros sobre el nivel del mar en la montaña; esta comunidad se nombra a sí misma como O’dam, que significa “los que habitan”. Diferenciados de los tepehuanes del norte, quienes se localizan en Chihuahua y son constantemente emparentados con los tarahumaras.
En su mayoría, los tepehuanos se encuentran dentro de sietes comunidades ancestrales: San Bernardino Milpillas Chico, María Magdalena Taxicaringa, Santiago Teneraca, San Francisco de Lajas en Pueblo Nuevo, Santa María Ocotán, San Francisco Ocotán y Mezquital en el estado de Durango, aunque también hay población tepehuana en San Andrés Milpillas Grande en Huajícori dentro de Nayarit.
Mediante la conferencia El costumbre entre los O`dam: etnografía de las relaciones entre los humanos y los dioses, el Maestro en Antropología detalló la relación que sostienen los Tepehuanes del sur con las deidades y los ancestros. Comenzando la charla con la explicación sobre una frase popular en esta comunidad indígena: “Ser O’dam es muy difícil, es mucho trabajo”.
El costumbre: cómo es la interacción entre seres humanos y los seres ancestrales
“Ser O’dam es difícil, es mucho trabajo. Así nos lo dejaron los dioses a nosotros , a ustedes los mestizos se los dejaron de otro modo”. Dicha concepción alude a una deuda que los O’dam asumen tener con los dioses debido a que ellos les otorgaron la vida, por lo cual es obligatorio establecer una relación estrecha con las deidades a cambio de mantener el favor, en caso de romper el pacto solo hay dos resultados: dejar de ser O’dam o, en casos extremos, enfermar y fallecer.
Dentro de la población tepehuana la defunción por causa natural no existe, se piensa que cuando un individuo muere es porque no cumplió con sus costumbres, fue víctima de brujería o porque adquirió una deuda con los dioses y no la pudo cumplir.
Existe una enfermedad que recae principalmente sobre los niños: el Koxi. Se considera que los bebés nacen arraigados al mundo de los ancestros, por lo que es necesario separarlos de ese plano o los infantes corren el riesgo de morir. El Koxi es un padecimiento mediante el cual los niños lloran mucho, duermen en exceso, son irritables e inquietos; los padres deben asistir al curandero para quitarles sus conexiones con los ancestros y que no puedan comunicarse mediante el terreno onírico.
Sin embargo, no es una enfermedad limitada a niños pues los adultos también pueden sufrirlo, ya sea por contagio de sus hijos o porque en la etapa de adultez se realizaron actos de promiscuidad e infidelidad. Si una persona no se cura puede morir de Koxi a través de la picadura de un alacrán, de una viuda negra, o con un accidente fatal.
La comunidad O’dam define como “El costumbre” (Xidhuukam) al conjunto de prácticas para procurar relaciones estables con sus deidades, mismas que se identifica cómo: ancestros, son humanos deificados (incluso pueden encontrarse en vida como ancestros de familia o de comunidad), se pueden reconocer gracias a un nombre y apellido, debido a las prácticas devotas y el costumbre obtuvieron su reconocimiento como ancestro. Por otro lado, se encuentran los dioses: son seres que habitaron el mundo antes que los humanos y ahora están en el cielo. De igual forma, se reconoce a los espíritus como los causantes de estragos en la población y de generar enfermedades, son ancestros que no lograron su iniciación como dioses; finalmente, existen otros seres ancestrales que fueron petrificados en el paisaje.
¿Cuáles son los espacios de interacción con dioses y espíritus?
El Maestro Antonio Reyes Valdez, presenta los tres espacios donde se consolida una persona de la comunidad O’dam, a través de su interacción con las deidades. El primero de ellos es el Xiotalh: se trata de espacios de origen prehispánico con raíces indígenas preponderantes, dentro de este lugar se efectúan ceremonias en torno a los dioses de la caza y la agricultura, así como celebraciones estacionales. Existen dos tipos de Xiotalh: comunitarios y parentales. En los comunitarios toda la población puede asistir sin mayor problema, sin embargo, los parentales solo pueden ser utilizados por familias cuyos ancestros genealógicamente son demostrables.
Es aquí donde los bebés deben separarse de los ancestros de la familia del maíz mediante el Tu ju’nchu’n. Un proceso donde las madres sostienen a sus bebés en el patio ceremonial y les brindan su primer acercamiento al maíz mediante un caldo de jilote que roza sus labios, al nacer se cree que los niños y el elote son seres equivalentes, por lo cual no pueden comerse a sí mismos. En un segundo momento el infante probará los granos y finalmente, en época de secas tendrá un tercer acercamiento donde consumirá el maíz en su proceso de nixtamalización. En un futuro, para convertirse en un adulto completo, deberá cultivar y mantener relación con la milpa.
El segundo espacio significativo para los O’dam es el Chiop o la iglesia. Dentro de este sitio se mantienen relaciones con dioses extranjeros pero que también son considerados ancestros por la comunidad debido a que estuvieron en la tierra antes que ellos. En los templos tradicionales la jerarquía católica no puede intervenir, únicamente lo harán si tienen una invitación previa (para un bautizo, por ejemplo) o si solicitan el permiso para oficiar una misa, esto se debe a que la relación que entablan los sacerdotes católicos no es la misma que asumieron los tepehuanos con los santos.
Para visitar la iglesia en época de fiestas se deben seguir algunos lineamientos, por ejemplo: no enojarse en días anteriores, no consumir bebidas alcohólicas, no tener relaciones sexuales, evitar la sal y en algunas ocasiones, realizar ayuno. Estos elementos son necesarios pues es la manera de acercarse al templo en calidad del cuerpo de las deidades, es decir, entablar una comunicación estando limpios. Los dioses de la iglesia se encargan de ámbitos occidentales como la ganadería, los partidos políticos, instituciones académicas o el narcotráfico.
Finalmente, el tercer espacio de interacción es el bosque y la ramada. Es aquí donde la comunidad comienza relaciones con los espíritus de enfermedades y los dioses que ayudan a sanarlas. No son lugares determinados, cada persona busca un punto y realiza una ramada en forma circular, para llevarlo a cabo, el individuo debe guardar ayuno durante un aproximado de 40 días, consumiendo derivado del maíz blanco sin sal, tomatillo silvestre, chilacayote, agua, entre otros alimentos limitados.
Por la ramada pasan las personas destinadas a iniciarse como curanderos, jefes ceremoniales del Xiotalh y cofrades de la iglesia, aunque toda la comunidad debe pasar por este espacio para tener una relación mínima con los dioses de la enfermedad. Constituyendo de esta manera, los tres lugares que recorre la comunidad O’dam para formarse como individuo en comunicación con sus deidades.
Por Stephanie Mayén Ávila